4 de noviembre de 2013

"GARUM"



Las primeras noticias que se tienen de la elaboración de garum están en torno al siglo IV a.C., y pertenecen a la cultura púnica, descediente de la cultura fenicia y precedente de la romana en la Península Ibérica; aunque fue en Hispania donde la producción de garum llegó a su punto más álgido; evolucionando en el periodo islámico con el nombre de almorí. El garum se utilizaba para aderezar comidas. Su uso era muy amplio; con él, además, se hacían otros productos mezclándolo con vino o con aceite, e incluso se utilizaba  para la elaboración de perfumes.

Este producto se fabricaba en grandes cantidades en la Península Ibérica, en las industrias de salazones de pescado y sus derivadas. La caetariae, en singular caetaria, fueron factorías para salazón de pescado, que se han documentado por el registro arqueológico en lugares costeros, como Sexi y el Majuelo en Almuñecar,  o Baelo Claudia (Bolonia, Tarifa, Cádiz). Entre el Atlántico y el Mediterráneo hubo numerosas factorías de salazón, que sazonaban el pescado a través de la sal, y luego lo envasaban en ánforas para distribuirlo para su posterior consumo. El registro arqueológico ha documentado que la función de los campos de piletas, o piscinas, impermeabilizadas con un material denominado opus signinum, era la conservación y trato del pescado. La industria de la salazón comenzó a ser famosa ya en la Atenas del siglo V a.C., y se inició en Hispania en época republicana, llegando hasta los siglos IV y V d.C. En Roma, la etapa de mayor producción y riqueza se desarrolló en el periodo altoimperial. Como en el caso de la agricultura, la vinculación tan estrecha que tuvo con la industria alfarera, fue determinante para la evolución de su práctica. 






El garum era la gama más alta de las salsas, una especia de aceite esencial. Era el líquido que se obtenía de macerar a temperatura controlada y durante un tiempo determinado una mezcla de vísceras de pescados como el atún con otros pescados más pequeños como la caballa, la sardina o el boquerón. La mezcla se completaba con sal y especias diferentes, dependiendo del lugar donde se elaborara. Con la maceración, al ir avanzando el proceso, dicha mezcla soltaba un líquido muy aromático y condensado que era el garum. Este se destinaba a las mejores mesas del Imperio donde se usaba para acompañar a pescados u otros productos. También se utilizaba como producto medicinal. Por debajo del garum estaba el garos, un producto similar pero de menor calidad. En las factorías romanas no se desechaba nada, y la mezcla de sal con los pescados y las especias, de las que se obtenía el garum, se usaba luego para elaborar el allec, una especie de paté que servía también de base para salsas. 

En el Imperio Romano, el garum era muy valorado y considerado un alimento estrella. Contendría el mítico quinto sabor del que tanto hablan los japoneses: el umami; que unido al dulce, salado, ácido y amargo, sería la conjunción perfecta de todos ellos, y estaría dedicado para los más exigentes paladares.






Receta aproximada de garum [1]:


-         Ingredientes:

Dos latas de anchoas, dos cucharadas de aceite, dos cucharadas de vino, una cucharada de miel y pimienta.

-         Elaboración:

Mezclar los ingredientes con la batidora finamente, dejar reposar antes de consumir.




[1] IBAÑÉZ CASTRO, A. (2004): “Arqueogastronomía”, Arte, Arqueología e Historia 11. Córdoba



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